Hoy, muchos hablan con desprecio de la Biblia y de sus principios. Experimentan con una nueva forma de vida (han reescrito los valores morales), y tan pronto como la prueban, se ven hundidos en los problemas. “¡Escucha! —dice Dios—. No eres tan brillante como para no tener por qué hacer caso de los consejos de la experiencia de los demás e inventar un nuevo estilo de vida”. Muchas generaciones (desde los tiempos mejores y más felices de la Historia) han escuchado a los maestros de la Antigüedad,
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